Me encuentro rodeada de decisiones y también, recordar cuales son mis objetivos. Agradezco estar cruzando el país tan bien rodeada y con tantas bonitas experiencias a la espalda. Atravieso el país que para mi sorpresa, gran parte es llano y es lo que ya espero hasta que llegue a Rumanía.

Domingo, 8 de Agosto

Me despido de Mária, Mark y Fanni, familia que me han hecho formar parte de ella estos dos días que he compartido con ellos. No solo me llevo un gran recuerdo en mi experiencia, si no que también me llevo un detalle que ahora tiene mucho valor para mi, una pequeña piedra con sus nombres. Köszönöm család!

¡Me encanta!

Köszönöm család, millió köszönet! – ¡Gracias familia, un millón de gracias!

Ese mismo día contacto con el núcleo de Jugger de Budapest, que me permiten participar en un entrenamiento que disfruto al máximo. Puedo ver en ellos lo que eramos nosotros (Jugger Cantabria) hace unos años, jugadores y jugadoras con mucha ilusión por aprender y mejorar, con los pocos medios que tienen. A unos cuantos me los encontraré en el Mundial de Clubes (WWC) de Berlín, en septiembre.

Entrenan en el Parque Margarita, una de las islas que tiene el Danubio a su paso por Budapest

Miki, quien organiza todo esto, junto a sus compañeros, me invitan a ir al campamento de Jugger que tienen organizado durante esa semana y que empieza mañana lunes. Aquí es donde empieza mi dilema: ¿Me quedo un par de días más y voy al campamento? ¿O continúo la ruta ya que llevo demasiados días en Budapest? Sea cual sea la decisión, sé que será buena. Finalmente decido seguir en ruta ya que para participar en el campamento sé complica bastante por que está a una hora de la ciudad. Con pena, he decidido continuar sabiendo, que vuelvo a la intemperie.

Quiero hacer incapié en la sensación de tener un objetivo. Mi objetivo es el viaje y terminar lo más cerca posible de Bucarest. Por un momento he podido ver el vacío de no tener un destino, de rodar y rodar sin ningún norte que seguir y la verdad es que me ha dado vértigo. El ser humano necesita tener un punto de referencia en todo, o al menos en mi caso, no sé existir por existir. Necesito tener un motivo o una razón.

Es la primera noche tras las dos que he pasado con la familia de Mária y pese haber declinado pasar otra noche bajo techo, en cierto modo me arrepiento. Está de camino una tormenta eléctrica y eso me da mucho miedo. Estar en situaciones donde no tengo ninguna capacidad de control o decisión me aterra, el no poder hacer absolutamente nada es uno de mis mayores terrores. Si los objetivos me dan energía, la imposibilidad de hacer algo, me la quita.

Un lugar ideal para pasar la noche

 

Lunes, 9 de Agosto

¡Siempre sale el sol, chipirón! La tormenta anoche al final duró poco y fue más el miedo que me generé yo que la situación real de peligro (que había, ojo, pero no era el fin del mundo). Con el sol pegándome en la cara, sonriente, recojo y sigo mi camino. El clima es muy esperanzador los próximos días, empezando a ver termómetros por encima de los 35º para la próxima semana.

Uno de los puntos interesantes de viajar sola, es que cualquier compañía es agradecida y valorada. Compañía que sé que es temporal y que probablemente no vuelva a ver. De esta forma me encuentro con Jhan y Antonia, quienes están cruzando desde Alemania al Mar Muerto. Tenemos un destino muy similar, ¿Nos volveremos a encontrar? Quién sabe…

La pareja, por una de las alternativas de la Euro Velo 6, que resultó ser preciosa.

Martes, 10 de Agosto

Abandono la EuroVelo 6 y no sé si la volveré a retomar. También abandono el Danubio y empiezo a cruzar el país de forma diagonal, para dirigirme hacia Rumanía. Atravieso sus largas rectas y llanas carreteras, que me recuerda un poco a esos páramos de Castilla como ya he nombrado alguna vez.

En rojo el camino hecho, en azul por hacer

Sorprendentemente, las carreteras más secundarias apenas tienen coches y algunas tienen… ¡Carril bici! No en todos los lugares te encuentras con horas de soledad al vacío, en infinitas rectas bajo un sol abrasador, con la única compañía de la creatividad con las cámaras y la música.

En mi cruzada contra los coches, siempre elijo la opción más solitaria, pero ahora he elegido un camino de arena que me obliga a empujar la bici casi un kilómetro. Empiezo a sudar un montón con ese gran esfuerzo y considero claramente que no ha sido la mejor opción. Por fortuna está ahí Schen (la verdad que no sé como se escribe), que me avanza los próximos 4 kilómetros en su furgoneta. No entendemos nada de lo que decimos, pero reímos y eso es genial, el lenguaje universal es la risa.

En un par de días abandono el país, y solo me llevo grandes recuerdos: Köszönöm Hungría!

¡Con Andrea! Qué bien lo pasamos 🙂

Uno de tantos pequeños ferrys que mueven vehículos y personas de un margen al otro

Uno de tantos pequeños lagos

«Tamos bien!»

Nota: ¡Me muero de ganas por editar los vídeos que estoy grabando!

Nota 2: Me quita años de vida cada vez que publico en el blog. No os hacéis a la idea de lo torpe que es Android gestionando archivos, WordPress aceptando formatos y mi Insta360 no volviéndose loca. El flujo de trabajo del blog, para dar un resultado bastante vistoso, puede llevarme 2-3 horas bastante engorrosas. Que al final solo es escribir y poner fotos, pero la tecnología es ese mounstro que se devora a si mismo y consigue que lo más simple, se complique.

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