De este a oeste

Es hora de recoger, la hora más complicada. Llevo en casa de Javier y Pilar dos días, lo suficiente para saber que se echará todo en falta otra vez. Estar en la casa descansando y con esta genial compañía me ha recargado las pilas. ¡Muchas gracias!

Ayer en mi «día libre» me fui al mercado de Candem. Un laberinto de tiendas donde en el mismo sitio que puedes comprar un libro, te puedes tomar un café o comprar una prenda de ropa en tres metros de distancia. Todo pegado, mezclado pero no revuelto. Un caos que es habitual para los que regentan los comercios.

Ahora, bajo el sol de las 14:00 despido a Javi. Las ruedas vuelven a girar, la ruta continúa. Ese sol ha durado poco pues se ha mezclado con una llovizna, pero con este calor es agua «caliente»-

Me dirijo a la costa oeste del estrecho país, cruzando otra vez campos y campos, y cuando no, carreteras sin arcén con un flujo de tráfico alto permanentemente.

Parece que dan lluvia para la noche, adoro escuchar las gotas de agua chocar contra la tienda…